lunes, 17 de marzo de 2008

E. Reconocimiento del Movimiento de Cursillos de Cristiandad

IX.- DECRETO DE RECONOCIMIENTO
El texto del Decreto de Reconocimiento es el siguiente:958/04/AIC-104El Movimiento de Cursillos de Cristiandad nace en los años 40 del siglo pasado en Mallorca (España) con ocasión de la preparación espiritual para una peregrinación a la tumba del apóstol Santiago organizada por los jóvenes de la acción católica durante el año Santo con ocasión del año jubilar en honor de Santiago de Compostela en 1948. El Primer Cursillo de Cristiandad se realiza durante el mes de enero de 1949 y tuvo lugar en el Santuario de San Honorato de Randa (Mallorca). El grupo de los iniciadores del Cursillo de Cristiandad empieza con el Dr. Eduardo Bonnín Aguiló así como algunos pastores, entre ellos el entonces Obispo de Mallorca Monseñor Juan Hervás y Benet (1905-1982) acompañando al Movimiento con la solicitud paterna del Reverendo Monseñor Sebastián Gayá Riera. Desde su nacimiento, el Movimiento de Cursillos de Cristiandad conoce una notable expansión que se hace necesaria la Institución de Secretariados Diocesanos y Nacionales, así como también de Grupos Internacionales, para favorecer una adecuada coordinación de la acción que prefija el Movimiento. Durante el 5°. Encuentro Interamericano celebrado en Santo Domingo (República Dominicana) del 23 al 27 de junio de 1980, se crea el Organismo Mundial del Movimiento de Cursillos de Cristiandad una estructura de servicio a nivel internacional con la finalidad de garantizar la fidelidad del Movimiento a los compromisos de la Iglesia; para promover la unidad y custodiar la identidad; y coordinar la actividad de los grupos internacionales (cfr. Estatuto, art. 1-3, Ideas Fundamentales del Movimiento de “Cursillos de Cristiandad”, números 610-611). En el transcurso de los años los Cursillos de Cristiandad se han revelado como un válido instrumento de formación cristiana y de evangelización al servicio de la Iglesia. El corazón del Movimiento está constituido por el anuncio kerigmático del mensaje cristiano, que incita a la misión apostólica en todos los ambientes de la vida. La pedagogía de la fe que caracteriza al “Cursillo” se propone promover un encuentro personal con el Señor y de sostener a sus propios miembros en la búsqueda de la santidad y en el compromiso de ser testimonio de Cristo en el mundo. Por fortuna son numerosos los Ordinarios Diocesanos que han manifestado su aprecio por el Movimiento de Cursillos de Cristiandad. También los que han apreciado su estima han sido los sumos pontífices Pablo VI, que proclamó a San Pablo Apóstol patrón del Movimiento, con el Breve apostólico Viger salubriter del 14 de diciembre de 1963 y Juan Pablo II en el año del jubileo 2000 con ocasión de la tercera Ultreya Mundial del Movimiento de Cursillos de Cristiandad se dirigió a los participantes con estas palabras: “Queridos hermanos y hermanas, sean testigos valientes de la “Diaconía de la verdad” para trabajar incansablemente con la fuerza de la comunión. Haciendo un tesoro de la riqueza de sus experiencias espirituales, acepten y respondan sin miedo al reto que nuestro tiempo pone a la nueva evangelización”. Discurso del 29 de julio del 2000 {Enseñanzas de Juan Pablo II XXIII-2 (2000) p.97}
Por todo lo anterior, De acuerdo por la constancia promovida por el Comité Ejecutivo del Movimiento de Cursillos de Cristiandad en que se solicita al Pontificio Consejo para los Lacios el reconocimiento jurídico del mismo Organismo, así como la aprobación del Estatuto; Teniendo la oportunidad de reconocer al susodicho Organismo y al aprobar su estatuto para favorecer mejor la coordinación de este apostolado al servicio de la Iglesia y recibidas las observaciones presentadas a este Dicasterio;
Vistos los artículos 131 y 133, párrafos 1 y 2 de la Constitución apostólica Pastor Bonus de la Curia Romana, y en el canon 116 del Código de Derecho Canónico, el Consejo Pontificio para los laicos decreta: 1º – El reconocimiento del Organismo Mundial del Movimiento de Cursillos de Cristiandad, como estructura de coordinación, promoción y difusión de la experiencia de los Cursillos de Cristiandad, teniendo personal jurídica privada según el canon 116. C.I.C. 2º – La aprobación del estatuto del susodicho organismo debidamente autentificado por el Dicasterio y depositado en sus archivos, por un período al ad experimentum por cinco años.
Dado en el Vaticano el 30 de mayo del 2004, en la solemnidad de Pentecostés. Firmado por: Mons. Josef Clemens -Segretario- y Mons. Stanislaw Rylko -Presidente-
El texto de la intervención de Mons Rylko es el siguiente:INTERVENCIÓN DEL PRESIDENTE DEL PONTIFICIO CONSEJO DE LOS LAICOS.
SU EXCELENCIA REVERENDÍSIMA MONS. STANISLAW RYLKOCON MOTIVO DEL RECONOCIMIENTO DEL ORGANISMO MUNDIAL DEL MOVIMIENTO DE CURSILLOS DE CRISTIANDAD Y LA APROBACIÓN DE SU ESTATUTO, EL 11 DE JUNIO DEL 2004
Deseo antes que nada darles un cordial saludo a nombre del Consejo Pontificio de los Laicos y a los miembros del Comité Ejecutivo del Organismo Mundial del Movimiento de Cursillos de Cristiandad y a los prelados aquí presentes y a todos los que se han congregado: bienvenidos todos. Me siento contento de saludar al doctor Eduardo Bonnín llegado de Mallorca, por acompañarnos a este acontecimiento. Por desgracia, Mons. Sebastián Gayá no ha podido estar presente en esta ceremonia, pero estamos seguros que está cerca de nosotros, unidos con nosotros en la oración. Le agradecemos y reconocemos su interés al enviarnos un saludo de España. Recordarán con gran alegría la última audiencia concedida por el Santo Padre el 4 de mayo del 2002 en la Sala Clementina, con motivo del encuentro promovido por su Movimiento. En aquella ocasión, Juan Pablo II enfatizó la importancia que tiene por los Movimientos eclesiales y las Nuevas comunidades el crecimiento en la conciencia y en la identidad eclesial. El Santo Padre decía en ese momento: “En este compromiso para conseguir siempre una más sólida madurez eclesial se requiere que el Organismo Mundial de Cursillos se someta a la competencia del Dicasterio de la Curia Romana para obtener el reconocimiento canónico y la aprobación de sus estatutos” [Juan Pablo II, discurso en el “L´Osservatore Romano”, 5-5 2002 p. 5). La entrega del decreto de aprobación de su Estatuto, es un momento muy significativo para ustedes, y lo es también para el Consejo Pontificio para los Lacios. Este Dicasterio se alegra de haber colaborado con el Comité Ejecutivo del Organismo Mundial del Movimiento de Cursillos de Cristiandad {inicialmente con aquel de Alemania y sucesivamente con el actual comité de Brasil} de tal manera que un estatuto pueda continuar para orientar en un futuro el quehacer del Movimiento. Por lo tanto agradecemos al Señor, que ha guiado los trabajos hasta el final de este itinerario. En el pasaje del Evangelio de San Juan apenas leído hemos escuchado las palabras pronunciadas por Jesús durante el diálogo que el Señor tiene con sus apóstoles en el cenáculo de Jerusalén, poco antes de su Pasión. Cristo declara que es la verdadera vid y nosotros los sarmientos. Del mismo modo que los sarmientos tienen que estar unidos a la vid para poder producir fruto, Jesús explica que el cristiano está llamado a vivir una vida unida a Él, es decir, a vivir la vida de la gracia, la cual es la savia que vivifica al creyente y lo hace capaz de dar frutos de vida eterna. La vida en unión con Cristo, alimentada por la escucha asidua de la palabra de Dios y de una perseverante vida sacramental, desemboca necesariamente en el compromiso de un apostolado ferviente dirigido a todos, y orientado a reconocer y amar a Dios en todas partes. En el mismo encuentro con los apóstoles, Jesús les quiere confiar la suprema ley del amor, es decir, el mandamiento nuevo, dado a sus discípulos hasta el fin de los tiempos: “Ámense unos a los otros como yo los he amado” (Jn. 15,12}. En los más de cincuenta años de vida de su Movimiento, los millones de fieles que han participado en el Cursillo, se han concientizado de su vocación cristiana, así como de su misión en la Iglesia y en el mundo, comprometida a transformar con creatividad y empeño los ambientes del hacer humano resaltando la presencia de Dios. Las ardientes inquietudes juveniles de aquel entonces han dado frutos abundantes y maduros a la Iglesia. Ella continúa atendiéndolos también en el futuro. En la exhortación apostólica post-sinodal Christifideles laici, Juan Pablo II afirma que los carisma constituyen una especial riqueza de gracia para la vitalidad apostólica y para la santidad entera Cuerpo de Cristo, haciendo necesario al mismo tiempo su discernimiento. Esta es la razón por la cual ningún carisma se puede dispensar de la sumisión y aprobación a los Pastores de la Iglesia {cfr. 24}.
Después de los diversos gestos de aprobación por parte de los Sumos Pontífices, el hecho que estamos cumpliendo hoy, en este Dicasterio, el Movimiento de Cursillos de Cristiandad, recibe una señal especial de autenticidad por parte de la sede apostólica. En pleno respeto del propio carisma de su Movimiento, el Organismo Mundial es reconocido como una estructura internacional puesta al servicio de este carisma, para favorecer la coordinación, la promoción, así como la difusión de la experiencia eclesial de los Cursillos de Cristiandad. El decreto del reconocimiento Organismo Mundial del Movimiento de Cursillos de Cristiandad tiene la fecha del 30 de mayo del 2004, día en que la Iglesia celebra la solemnidad significativa de Pentecostés. El día precedente durante la celebración de las primeras vísperas de Pentecostés, el Papa recordó el inolvidable encuentro con los Movimientos Eclesiales y las nuevas comunidades en 1998 recordando una vez más que los Movimientos Eclesiales y las nuevas comunidades son una “respuesta providencial”, “suscitadas por el Espíritu Santo”, para la demanda actual de la nueva evangelización, por la cual son necesarias “personalidades maduras” y “comunidades vivas y cristianas” {enseñanzas XXI, 1 (1998), p.1123}; L´Osservatore Romano, 31 de mayo-1° de junio, 2004. p. 7.
El estatuto que regirá la vida de este Organismo se aprueba por un período inicial ad experimentum por cinco años. Transcurrido este período, con la experiencia adquirida, se hará la solicitud al Dicasterio, la aprobación definitiva. Un compromiso particular del Organismo Mundial es aquello de mantener los contactos periódicos con el Consejo Pontificio para los Laicos, cuyo Dicasterio ligado a la Santa Sede esta dispuesto para acompañarlos en el futuro.
Estoy seguro que de este encuentro se suscitarán numerosos frutos de comunión y de compromiso eclesial. El próximo año se cumplirán los 25 años de la creación del Organismo Mundial. Damos gracias a Dios por el servicio que ha realizado en este tiempo. Estoy seguro que la Virgen María, Esposa del Espíritu Santo, los guiará y lo acompañará en su caminar. Dios los bendiga para siempre.

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