lunes, 17 de marzo de 2008

B. Crecimiento del Movimiento

IV.- LOS CURSILLOS SALEN DE MALLORCA
A partir del Cursillo Nº34, el primero que se celebrará en el Santuario de Santa María de Manacor, comenzará a desarrollarse una nueva etapa en la vida de los Cursillos, ya que numerosos sacerdotes y seglares venidos a Mallorca, tanto desde la península española, como desde otros lugares del mundo para conocer esta experiencia, empezarán a expandirlos y a repartirlos por el mundo."La nueva modalidad de apostolado, verdadera máquina rompehielos tras la que avanzaba animosamente una nueva juventud ganada para Cristo, comenzó a llamarse CURSILLOS DE CONQUISTA, pues no solo los sacerdotes y seglares, sino también el propio prelado, a quién paso a paso se iba informando de los resultados, admiraban las conquistas que continuamente alcanzaba esta arma apostólica". (Mons. Juan Hervás.- "Los Cursillos de Cristiandad, Instrumento de renovación cristiana".- Editado por el Secretariado Nacional de España.- Colección Cursillos de Cristiandad.- Pag. 22).
En julio de 1951, el padre Juan Capó y Eduardo Bonnin se darán a la tarea de hacer los primera recopilación sistematizada de los rollos. Con mas preocupación metodológica que doctrinal, no deja de tener valor por la ilusión con que fue hecha. En diciembre de 1951, y a instancias de José Ribera, que había asistido al Cursillo Nº48 de Mallorca, se realizan las gestiones correspondientes, y se da una Escuela sobre Cursillos en el Colegio Mayor San Carlos de la Universidad de Salamanca, actividad que podría considerarse como la primera de Cursillos fuera de la isla de Mallorca. En noviembre de 1952 llegaba a Mallorca el padre Rafael Sarmiento, delegado episcopal de la Acción Católica de Colombia, quién volvería en febrero de 1953 para participar en el Cursillo Nº71.- "En estos tres días he aprendido mas de acción católica que en los seis meses de viajes de estudios sobre la misma materia por España, Italia, Francia y Bélgica. Esta sí, es la Acción Católica que yo buscaba", (P.Rafael Sarmiento.- Revista PROA. Nº172.- Marzo 1953.- Organo oficial de los Cursillos de Mallorca.-) fueron las palabras con que comentó el Cursillo.
En marzo de 1953 se pide a Mallorca que dé una Escuela sobre Cursillos en el Colegio español San José de Roma, para lo cual viaja a la Ciudad Eterna, el padre Juan Capó en lo que podríamos considerar como la primera actividad de Cursillos fuera de España. En junio de 1953, de vuelta a su patria, Colombia, el padre Rafaél Sarmiento con una audacia increíble decide lanzarse en la "aventura de los Cursillos", y sin contar con mayores antecedentes, material y experiencia que la de su propio Cursillo vivido en Mallorca, empieza a dar "algo" a lo cual llama "Cursillos", pero que tendrá profundas variaciones, diferencias y carencias en relación a lo que estos verdaderamente eran. "Se habían introducido profundas modificaciones; las mismas que yo personalmente pude constatar: mesas redondas, reducción de los rollos a una simple introducción para luego dar lugar a discusiones abiertas, un cierto aspecto de "picnic" o fin de semana, reducción de la materia a cuatro rollos por día". (Juan Capó.- "Cursillos de Cristiandad, la verdad sobre su origen histórico".- Editado por el Secretariado Nacional de España.- Colección Cursillos de Cristiandad.- Pag. 59).
No obstante lo señalado se considera que esta es la primera experiencia de Cursillos en América, y que, a pesar de sus defectos, fue la maniobra de que se valió el Señor para introducirlos en nuestro continente.
Comenzaba a extenderse por el mundo "el escándalo de los Cursillos", escándalo respecto del cual diría mas adelante el padre Cesáreo Gil, quién será sin lugar a dudas la figura más relevante de los Cursillos en América: "No se porqué la palabra escándalo se restringe al daño que hace en las almas un dicho o un hecho malo. Propiamente es la impresión brusca que produce en las almas un dicho o un hecho, bueno o malo. Impresión que, por lo brusca, se grava y arrastra al bien o al mal. Pero después de encarar con la realidad que supone la palabra o el hecho escandalosos. En este sentido llamó San Pablo a Jesucristo "escándalo para los judíos". Y en este sentido resultaron escándalo, y grande, los Cursillos de Cristiandad". "Escándalo, porque los Cursillos, con sus nuevas conductas, ajustadas a las de Cristo y sus santos, fueron piedra de choque para muchos, y dieron en la cara a otros". "Escándalo, porque su escándalo fue de boca en boca, recorriendo los confines de España y del mundo: "lo llenaron todo". "Escándalo, porque muchos "hijos fieles", al retornar los "hijos pródigos" a la casa paterna, protestaron de la comprensión y cariñosa acogida que les tributaron sus padres, los pastores de almas". "Ese escándalo dio pie a infinidad de críticas. Fundadas unas, infundadas otras. De sacerdotes unas, de laicos otras...Ese escándalo fue crisol del Movimiento de Cursillos. Bendito crisol que obligó a los fundadores a leer mucho, a exigir siempre, a limar asperezas, a perfeccionarse". (Cesáreo Gil Atrio.- "El escándalo de los Cursillos".- Revista TRIPODE.- Nº 2.- Febrero 1964.- Secretariado Nacional de Venezuela.-)
Y como todo escándalo produce efectos, en el caso de los Cursillos también sucedió así. Y empezaron a aparecer los "émulos"; y surgieron algunos "sucedáneos"; y un sacerdote de la península, el padre Tomás Malagón, que los había vivido en Mallorca, entusiasmado con los rollos y la metodología fundaría los "Cursillos apostólicos para obreros"; y un grupo de damas de la Acción Católica al ver sus frutos, y al no existir aún la autorización de Mons. Hervás para hacer Cursillos para mujeres crearán las "semanas impacto"; y un grupo de adolescentes, al ver el efecto en los jóvenes mayores hará surgir los "cursillos de vida para adolescentes"; etc. Y por el estilo fueron apareciendo estos y otros tipos de "sucedáneos" , todos con buenísimas intenciones, todos con buenos frutos, pero todos desvirtuando, por no decir desprestigiando el método original de los Cursillos de Cristiandad en que se inspiraban.
Otro efecto serían las críticas. Hubo críticas y muy fuertes, hubo malos entendidos, hubo celos, hubo persecuciones...como también hubo alabanzas y comprensiones, polémicas y diálogo, todo lo cual si bien puede en un momento molestar, a la larga agrada por aquella eterna paradoja de que no hay gozo sin dolor, "por la cruz a la luz". Como diría también el Padre Gil: "¡Benditas persecuciones del principio!. Ellas obligaron al Movimiento a dejar en el camino de su infancia ciertas derivaciones peligrosas en su doctrina y ciertos defectos sospechosos en su organización. Y ellas le pusieron en condiciones de madurar de prisa y de cristalizar en la experiencia más apostólica de nuestro siglo en el campo seglar". (Cesáreo Gil Atrio.- "Bienaventurados los que padecen persecución".- Revista TRIPODE.- Nº4.- Mayo 1964.- Secretariado Nacional de Venezuela.-).
Será a partir del Cursillo Nº 83 celebrado entre el 15 y 19 de Agosto de 1953, en el Santuario de San Miguel de Liria, en Valencia, que los Cursillos empezarán su penetración en la península española. El padre Pedro Mauri, párroco de ese Santuario los había conocido con ocasión de su participación en una misión en Mallorca, en la cual habiendo tenido contactos con cursillistas, fue invitado a participar en el Cursillo Nº75, en el Santuario de Santa Lucía de Manacor. Tan entusiasmado quedó el padre Mauri, que no descansó hasta conseguir que los mallorquines le dieran un segundo Cursillo en Valencia, esta vez en Onteniente en febrero de 1954.
Ya hemos dicho que la denominación de "Cursillos de Conquista" no gustaba ni convencía, ya que no representaba realmente lo que ellos eran. El nombre del instrumento quedaba desbordado por la realidad. Será en la Asamblea Nacional de Asesores Diocesanos de la JACE de diciembre de 1953, donde Mons. Hervás, en una intervención para explicar en que consistían, se encontraría, sin pensarlo mayormente, en forma providencial, sorprendiéndose incluso él mismo, con el nombre que se buscaba en la boca, bautizándolos a partir de ese momento como "CURSILLOS DE CRISTIANDAD", "nombre que, aceptado con aplauso unánime, definió lo que los dirigentes buscaban y los asistentes experimentaban en el Cursillo" (Mons. Juan Hervás.- "Los Cursillos de Cristiandad, Instrumento de renovación cristiana".- Editado por el Secretariado Nacional de España.- Colección Cursillos de Cristiandad.- Pag. 23).
Hasta el momento los Cursillos seguían siendo eso si algo restringido exclusivamente a los jóvenes, aún cuando las presiones y las solicitudes para hacerlos extensivos a hombres mayores eran cada vez más fuertes. "Es un hecho evidente que los Cursillos de Cristiandad se adaptan perfectamente a las mas diversas sicologías, sin que su estructura tenga que sufrir por ello radicales modificaciones ni queden tampoco menguadas sus características y eficacia. Si los Cursillos tuvieron en sus primeros tiempos toda una serie de características específicamente juveniles, ello se explica fácilmente por razón de aquellos a quienes iban dirigidos. Esto hizo pensar a mas de uno que los Cursillos eran solamente cosa de jóvenes y que, en todo caso, exigirían una radical transformación para poder aplicarse a otras personas". "Estudiando detenidamente la esencia, la técnica y la estructura de los Cursillos de Cristiandad aparece claro que sus características típicamente juveniles ni son tantas que no puedan ser aplicadas a otras personas, ni tan esenciales que exijan para ello una esencial modificación, y esto, por la sencilla razón de que siendo uno solo el cristianismo auténtico aplicable a todas las situaciones humanas, y siendo los Cursillos "esencia de cristianismo", su contenido y su técnica, despojados de lo que, por ser patrimonio exclusivo de la juventud, el mas elemental sentido común aconseja que no encajaría con otras sicologías, también han de poder aplicarse lo mismo a los jóvenes que a los hombres o que a las mujeres, y todo ello sin caer en el peligro de una modificación que, por radical, desfigure la fisonomía específica de los Cursillos, convirtiéndoles en algo que, con idéntico nombre, sirviera realidades distintas y hasta contradictorias, en un confusionismo de fatales consecuencias". (Eduardo Bonnin.- "El Cómo y el Porqué".- Editado por el Secretariado Nacional de España.- Colección Cursillos de Cristiandad.- Pag. 36-37).
¿Donde estaba entonces el problema?, ¿Cúales eran las interrogantes que impedirían el Cursillo para adultos?.- Por un lado el temor de que al despojarlo de sus elementos juveniles perdiera su fisonomía propia, y por otra parte, una "cuestión reglamentaria", la concepción de la Acción Católica "por ramas" en Mallorca, con un evidente desfase de estilo en la actuación y de objetivo en la meta, hacían inviable el Cursillo para adultos. Un Consejo no podía inmiscuirse en otros terrenos apostólicos, por urgentes que parecieran. Aunque parezca mentira, esto era así, y los roces, y las tensiones entre las dos ramas de la Acción católica no hacían fácil el arreglo. Pues bien, había que romper el "impasse", y partiendo del principio de la universalidad del cristianismo como solución a todos los problemas humanos, haciendo un detenido estudio se despojó la primera de las interrogantes - el temor de pérdida de la fisonomía propia de los Cursillos - y se vio claramente la posibilidad de aplicación de estos a otra clase de personas: adultos, mujeres, etc. En cuanto a la segunda interrogante - la cuestión reglamentaria - se buscó una solución "ingeniosa" por calificarla de alguna manera: el párroco de Campanet, padre Miguel Femenías tenía derecho a organizar para adultos de su parroquia que no estuvieran sometidos a las ramas o reglamentos de la Acción Católica, las reuniones, jornadas, retiros o similares que estimara convenientes. Pues bien, a partir de este expediente y con el apoyo del párroco de Santa Catalina, el padre Francisco Jaume, decidieron pedir un Cursillo para adultos. El Obispo Mons. Hervás aconsejó en "forma legal" y se decidió el Cursillo. este sería el Nº 94 y en el actuarían como Rector Eduardo Bonnin y como Director Espiritual el padre Juan Capó. La experiencia fue elocuente, la cuestión posterior fácil y rápidamente resuelta, quedando fuera de toda duda y discusión la eficacia de estos Cursillos en los adultos. En abril y mayo de 1954 se darán los Cursillos Nº 97 y Nº 99 en El Espinar en Segovia y en Toledo respectivamente. El padre Miguel Aparici, entonces Asesor Nacional de la JACE, hombre de espíritu rudo, de una pasión incontenida, cuyas ideas tenían como un rumor de cataratas en el fondo, y que había conocido los Cursillos en Mallorca al participar en 1951 en una Asamblea Diocesana de la JACE, pareciéndole extraordinarios, decidió no descansar hasta conseguir que se dieran en el corazón mismo de España, en su capital, en Madrid.
En Madrid sin embargo había oposición a los Cursillos. Se creía en el Consejo Nacional de la JACE que se trataba de un fenómeno emocional, transitorio y provinciano. El padre Aparici decide entonces actuar con "estrategia". A fin de no comprometer al Consejo hace que el Cursillo Nº 97 de Segovia lo organice el Consejo Diocesano de Madrid, aprovechando la circunstancia de que el Asesor Diocesano era un sacerdote mallorquín, el padre Garau. Asimismo, envía a vivir el Cursillo al Vice Asesor Nacional de la JACE, el padre Manuel Anconada, junto a varios dirigentes laicos que trabajaban con él en el Consejo Nacional. El Cursillo Nº 97 de Segovia produjo el "terremoto" esperado y sus resultados entusiasmaron de tal modo a los miembros del Consejo Nacional, que con ello cayeron todas las resistencias, comprometiéndose el propio Consejo Nacional en la organización para el mes siguiente, mayo, del Cursillo Nº 99 en Toledo, en el cual actuaría como Director Espiritual el padre Juan Capó, y participaría, viviendo la experiencia, el propio padre Aparici, el cual, al término del Cursillo le escribiría a Mons. Hervás, Obispo de Mallorca:"Creo que el Señor nos ha deparado un instrumento magnífico a toda la juventud de Acción católica y aún a la juventud española. Sinceramente confieso que el Cursillo de Cristiandad perfecciona notablemente todos los anteriores". "Me alegro extraordinariamente de haber vivido este Cursillo, no sólo porque hay cosas que sólo viviéndolas pueden conocerse, sino porque así podré defenderlo de los ataques de que les hacen objeto algunos que no fueron con el deseo de encontrar la verdad". (Eduardo Bonnin.- "El Cómo y el Porqué".- Editado por el Secretariado Nacional de España.- Colección Cursillos de Cristiandad.- Pag. 33).
Tanto los dos Cursillos dados en Valencia como el de Segovia y el de Toledo, como asimismo el Nº1 de Tarragona, celebrado en el mes de abril de 1954, habían corrido a cargo de los dirigentes de Mallorca. A partir de este momento será el propio Consejo Superior de la JACE, el cual empezó a promoverlos y organizarlos en las distintas diócesis de España. Las dificultades habían sido vencidas y los Cursillos eran oficialmente reconocidos y admitidos. La realización de Cursillos para adultos había dejado como lección el que ellos no podían "enfeudarse", no podían encerrarse en pequeños grupos o sectores, ni siquiera para su organización. Se había comprobado que su cometido desbordaba las atribuciones y las fuerzas del Consejo Diocesano de la JACE, y se veía clara la necesidad de facilitarles pistas mas anchas de despegue y perspectivas de trabajo mas amplias. Todo esto llevó a que en diciembre de 1954 se nombrara y se constituyera en Mallorca, a instancias del padre Gayá y con el apoyo del padre Capó, el Secretariado Diocesano de Cursillos de Cristiandad, desligado del consejo de la JACE., integrándose esta nueva estructura con Mons. Pedro Rabassa como Delegado Episcopal, el padre Juan Capó como Asesor Diocesano, Pedro Sala como Presidente Diocesano, Eduardo Bonnin como Vocal de Juventud y Gabriel Estelrich como Vocal de Adulto.
A pesar de todos estos avances y de la fuerza con que los Cursillos se extendían, no todo era "miel sobre hojuelas". Las críticas eran duras y provenían muchas veces de sectores prestigiados, poderosos y con enorme fuerza. Sin embargo Cursillos tenía en el Obispo de Mallorca, Mons. Hervás, un fiel y decidido defensor, tan comprometido que, con toda justicia sería llamado mas adelante "Padre y Obispo de los Cursillos de Cristiandad". Y contra él cayeron también las críticas y los ataques. Y se fueron juntando las olas, y se fueron resintiendo las posturas indolentes, y los viejos prejuicios y la polvareda que suscitaban los Cursillos fueron en aumento, y el temporal en definitiva terminó por llevarse a Mons. Hervás.
En marzo de 1955 era trasladado a la Prelatura de Ciudad Real, como Prior de las Ordenes Militares, situación que si bien pudo ser dolorosa a primera vista, resultaría a la larga providencial, como lo veremos enseguida. En su reemplazo fue designado como Obispo de Mallorca Mons. Enciso Viana. Hombre de un temperamento especial, lejano y desconfiado, estaba entre aquellos pastores para los cuales los Cursillos representaban un peligro para las estructuras eclesiales. Con el cambio sucedió lo de siempre. Le visitaron personas para saludarlo, personas para congraciarse con él y personas para "informarlo", y entre estas últimas, tema obligado fue muchas veces el de los Cursillos de Cristiandad, tema obligado por cuanto los Cursillos estaban en ese entonces en el punto más culminante de su "escándalo evangélico". Y si bien Mons. Enciso oyó maravillas del Movimiento, escuchó también muchas críticas, algunas severas, otras exageradas, las mas, inexactas, casi todas en todo caso de personas no cursillistas. Lo anterior, sumado al hecho de que los sacerdotes ya mayores, que eran bastantes, veían temerosos los efectos de los Cursillos y sumado por otra parte a la excesiva juventud y por lo tanto inexperiencia de algunos cursillistas, fue conduciendo la situación a condiciones insostenibles. El nuevo Pastor miraba a los Cursillos con desconfianza y displicencia por lo que vanos fueron los esfuerzos y las luchas tanto del padre Capó como de Eduardo Bonnin por hacerlo entender y comprender. No había caso, se trataba de una mentalidad diferente. Para la Asamblea Nacional de la JACE de 1955 el padre Capó presenta "con cuidado y con desgarro" (Juan Capó.- "Pequeñas historias de la historia de los Cursillos de Cristiandad".- Editado por el Secretariado Nacional de España.- Colección Pablo Apóstol.- Pag. 74) , una defensa de los Cursillos, apoyado en muchas docenas de autoridades, con 156 citas a pie de página de decenas de autores. El Obispo Enciso lee previamente esta defensa y la autoriza con la cual se publica, se imprime en enero de 1956 y se envía a todas las diócesis de España. Sin embargo, a pesar de lo anterior en abril de 1956 es removido del Consejo Diocesano de la JACE al padre Capó, siendo sustituido por el padre Miguel Amer. Renuncian a raíz de lo anterior todos los componentes del Consejo, y con ello el padre Amer, siendo éste último reemplazado por el padre José Elterich, el cual intentará reorganizar los cuadros de la juventud muy resentidos por los acontecimientos.
Los Cursillos entretanto continuaban dándose ya que ni había sido disuelto el Secretariado, ni había sido removido el padre Capó como Asesor Diocesano del Movimiento. El 25 de agosto de 1956, Monseñor Enciso publica su "Carta Pastoral sobre los Cursillos de Cristiandad", documento escrito con una indiscutible buena voluntad y con un marcado celo apostólico y episcopal, pero al mismo tiempo con una falta de antecedentes, una inoportunidad y una inconsistencia desconcertantes. En él, el Obispo decreta una "suspensión provisional" de los Cursillos en Mallorca, acepta la renuncia del Secretariado Diocesano y se compromete a reorganizarlo sobre nuevas bases. Para escribir su pastoral el Obispo jamás consultó o escuchó a ninguno de los dirigentes seglares ni sacerdotes que trabajaban en el Movimiento. Planteó acusaciones pero nunca pidió defensas. El propio clero diocesano, incluidos aquellos que habían aportado acusaciones, quedó sorprendido con su dictación y con la poca seriedad y fundamentación en que se sostenían muchas de las acusaciones que en ella se hacían. Pero tal vez lo mas curioso y desconcertante de todo fue el hecho de que no dió instrucciones de corregir nada, ni señaló orientaciones ni nuevos contenidos, y como si ello fuera poco para entender la inconsistencia de la medida, cuando mas tarde volvió a autorizar los Cursillos, les entregó al grupo encargado los mismos documentos de trabajo que le había facilitado Mons. Hervas (200 folios a máquina a un espacio), sin ninguna corrección ni modificación.
Disuelto el Secretariado y paralizadas las actividades del Movimiento, confirmándose una vez mas el carácter eminentemente jerárquico de los Cursillos, se entra en Mallorca en una etapa de silencio, de un silencio que gritará de puro dolorido. Poco mas adelante, en 1957, terminada una etapa dolorosa y fecunda, agotadora y creadora, el padre Juan Capó, quién, con una calidad sacerdotal excepcional llevaba mas de un año de un "silencio obediente", como lo reconocería públicamente Mons. Enciso, postula y gana la cátedra de Teología Dogmática en el Seminario diocesano de Córdoba, trasladándose a esa diócesis en donde también jugará un importante y trascendental papel en la vida del Movimiento de Cursillos. Si bien es cierto que la Pastoral de Mons. Enciso sacó a la luz muchos de los defectos de los Cursillos, y otros que a todas luces no eran de los Cursillos; si bien es cierto que ella sirvió de base para muchas críticas negativas; si bien es cierto que ella puso a los Cursillos sobre el tapete; si bien es cierto que provocó una crisis horriblemente peligrosa en sus dirigentes; si bien es cierto que puso en peligro la propia existencia y pervivencia del Movimiento; no es menos cierto que con ella se cumplió plenamente aquello de que "no hay mal que por bien no venga" y aquello de que "Dios escribe derecho con líneas torcidas". En efecto, aunque parezca un contrasentido se puede afirmar fundadamente que la actitud de Mons. Enciso y en particular su Pastoral fueron "providenciales", ya que será precisamente a raíz de ella que, desde Ciudad Real, Mons. Juan Hervás reaccionará, publicando su propia pastoral: "Los Cursillos de Cristiandad, instrumentos de renovación cristiana", en la cual , con una certeza y una profundidad valórica extraordinaria sentará los principios fundamentales en que se basará definitivamente toda lo obra de los Cursillos de Cristiandad. "Una pastoral oportuna, documentada y orientadora. Una pastoral que salvó al Movimiento. Una pastoral que puso en manos de los seglares, de los sacerdotes y de los obispos armas excelentes para defenderlos y para propagarlos por todo el mundo. Una pastoral que hizo pensar hasta el mismo Monseñor Enciso y lo llevó a descubrir la eficacia del "novísimo método" de apostolado, hasta tal punto, que en la Clausura del Cursillo Nº 200 de Mallorca confesaría públicamente que "él besaría respetuoso las huellas de sus cursillistas". (Cesáreo Gil Atrio.- "No hay mal que por bien no venga".- Revista TRIPODE.- Nº21.- Octubre 1965.- Secretariado Nacional de Venezuela.-).
El 15 de mayo de 1955 se había producido el traslado efectivo de Mons. Hervás desde Mallorca a Ciudad Real, y con ese cambio, el eje del Movimiento de Cursillos de Cristiandad pasó también a la capital de La Mancha. Y a "ese lugar de La Mancha de cuyo nombre todos queremos acordarnos" se trasladaron con él algunos de los sacerdotes pioneros en esa instrumento providencial que eran y son los Cursillos, entre ellos el padre Francisco Suarez y el padre Jaime Daviú, junto a los cuales estructuró un sólido equipo de trabajo y una Escuela de Dirigentes que se transformarían con el correr del tiempo en la cabeza visible de un verdadero "pulpo" que extendería sus tentáculos por el resto de España y por el mundo entero, y que, como Quijotes de verdad, "desfacerían entuertos" y "romperían todos los molinos de viento " que fuera necesario.
V.- LOS CURSILLOS SE PROPAGAN
En 1949 se había encendido una luz en Mallorca, y al igual como sucede en la ceremonia del Sábado Santo, previa a la Pascua de Resurrección, cuando, encendido el Cirio Pascual los que están en las primeras filas prenden de él sus velas, y de estos se va transmitiendo el fuego hacia los que están mas atrás, hasta encender todo el templo, el fuego y la luz de los Cursillos de Cristiandad empezaba a irradiarse y a prender en España y el mundo de manera irreversible, hasta conseguir que en nuestros días sean, como lo señalara tan acertada y brillantemente el Papa Paulo VIº, en la ya mítica Primera Ultreya Mundial en Roma: "la palabra acrisolada por la experiencia, acreditada en sus frutos, que hoy recorre con carta de ciudadanía los caminos del mundo".Los autores originales de este resumen señalaban al comenzar que pretender escribir la "Historia de los Cursillos de Cristiandad", además de ser una osadía, implicaba el riesgo de dejar fuera de ella a personas, hechos y cosas importantes, y que por lo tanto mas que agotar una recopilación de datos, recogeríamos algunos acontecimientos, los cuales, ya sea por su propia trascendencia, ya por ser importantes hitos en una historia que se está haciendo, pudieran ser de interés para generaciones futuras.
COLOMBIA.- En América esta va a ser la primera nación que va a conocer los Cursillos de Cristiandad. Como ya lo hemos señalado, en febrero del año 1953, el padre Rafael Sarmiento, posteriormente Obispo en ese país, había viajado a Mallorca en su calidad de Delegado Episcopal de la Acción católica colombiana y había participado en el Cursillo Nº 71. Al volver a Colombia, realmente entusiasmado con el descubrimiento de este instrumento de apostolado, decide lanzarse, por su cuenta y riesgo a la aventura de los Cursillos. Lo único con que contaba para ello era audacia, buena intención y la poca o nada experiencia de haber vivido su propio Cursillo en Mallorca. No contaba con esquemas, ni literatura, ni técnica, ni directrices fijas, ni mucho menos con dirigentes seglares que colaboraran con él. Pero no le importó, y con la colaboración de lo padres Manuel Segura C.M. y Enrique Acosta emprendió su aventura dictando los primeros Cursillos sólo, sin Equipo de Dirigentes laicos, ni mucho menos Rector seglar. Todo estaba en sus manos, y como era el único que "sabía", se permitió algunas licencias, las que, miradas en la perspectiva del tiempo, permiten aquilatar mejor aún lo que es la Gracia del Señor. En efecto, y como ya lo adelantamos al relatar su paso por Mallorca, además de reducir los contenidos de los rollos a una mera introducción, para dar luego lugar a discusiones abiertas en mesas redondas; de reducir la cantidad de los rollos a cuatro por día; de dar al Cursillos un cierto ambiente de "picnic" o paseo campestre; y de agregar a los esquemas de los rollos ideas y elementos de "su propia cosecha"; el padre Sarmiento, en su calidad de Delegado Episcopal para la Acción Católica, no pudo abstraerse de hipotecar en cierto sentido los Cursillos a favor de "su" Acción Católica, conservando de hecho el primitivo rollo español de "Acción Católica", que en Mallorca había sido sustituido a partir del Cursillo Nº2 y concluyendo todos los demás rollos con motivaciones e invitaciones para ingresar a la misma. Como se trataba de una experiencia nueva en América Latina, que era necesario "probar" previamente, decidió dar los dos primeros Cursillos para "mujeres jóvenes". En España el Cursillo aún estaba vedado para mujeres, lo cual constituía a estas experiencias en otra "santa herejía". Y como había que hablarle a mujeres y mujeres jóvenes, "nada más lógico" que adaptar el léxico, las meditaciones y los esquemas de los rollos a la sicología femenina juvenil. Además, por estas mismas circunstancias, los Cursillos en Colombia dejarían de ser "tan Cristocéntricos", para asumir un carácter más Mariano. En efecto, tanto en las Meditaciones como en los Rollos empieza a aparecer con bastante frecuencia la figura de María; en el Rollo Gracia concretamente, después de presentar a Cristo como autor de ésta, se hará aparecer y se resaltará el rol de María como cooperadora y medianera de todas las Gracias. Asimismo en el último día se dará un rollo completo destinado a María, insistiendo en sus aspectos de llena de Gracia, de cooperadora en el plan de redención, de entrega a la voluntad de Dios, etc. Probado el "experimento" con las mujeres, siguió el padre Sarmiento con los hombres, y a pesar de la poca ortodoxia del método aplicado, los resultados que se fueron obteniendo con quienes los vivían eran excelentes. Estos resultados fueron a su vez provocando la pedida de Cursillos desde otras diócesis del país, tarea que el padre Sarmiento asumió con una tremenda entrega y sacrificio, dándose bajo su dirección e impulso cientos de Cursillos en casi todas las diócesis. Y de esta manera, aunque sin una organización adecuada que encauzara la unidad y la autenticidad del Movimiento, los Cursillos empezaron a propagarse por toda Colombia. Y sus frutos empezaron a entusiasmar no sólo a los obispos de las diócesis que los iban conociendo, sino que incluso al propio Cardenal Primado de Colombia, Mons. Luque, los cuales los aprobaron, los bendijeron y les dieron todo su apoyo. Es esta forma, con estos frutos y con las variantes que hemos señalado se siguieron dando los Cursillos en Colombia hasta 1961, año en que el padre Manuel Segura, que había sido de los primeros colaboradores del padre Sarmiento y que a esa fecha ejercía su sacerdocio en Medellín, consciente de que los Cursillos tenían profundas diferencias con sus originales que se daban en España, y de que por otra parte, en la propia España habían evolucionado bastante; y temeroso de que los Cursillos de Colombia. por no haberse desarrollado al ritmo de los del resto del mundo, perdieran vitalidad, se pondrá en contacto con el padre Juan Capó, a la sazón alma y motor de los Cursillos en Córdoba, España, para que con un Equipo cordobés viaje a encauzar el Movimiento a su patria. El padre Capó accediendo a la invitación viaja con un completo y experto Equipo, y en poco mas de un mes dan Cursillos, organizan Ultreyas, motivan Reuniones de Grupo, conquistan y preparan dirigentes laicos y deshacen prejuicios, marcando la auténtica impronta del Movimiento a los Cursillos de Medellín. La tarea del padre Segura y sus nuevos dirigentes era ahora la de transmitir al resto de las diócesis de Colombia esta auténtica impronta. Convencidos de que estaban ya en posesión de la auténtico, no cedieron en nada, y poco a poco, comenzando por la reorganización del Movimiento en su propia diócesis, empezaron a avanzar: Barranquilla, Bucaramanga, Cartagena, Santa Marta, Cúcuta, etc., fueron viendo con ilusión como el Movimiento de Cursillos se remozaba. A principios de 1962, el padre Gerardo Sotelo, capuchino, que trabajaba en Cursillos en Bogotá, viaja con un grupo de capitalinos a vivir estos "nuevos" Cursillos a Medellín. Descubre un nuevo horizonte apostólico y decide preparar el Primer Cursillo "auténtico" de Bogotá. Este se da entre el 19 y el 22 de marzo de 1962 por un Equipo que se trae completo desde Medellín. En junio del mismo año un Equipo de Madrid, España daría el segundo en la misma línea, comenzando de esta forma la renovación en la capital del país. En enero de 1964 llegaría a Bogotá el padre José María Pujadas, un catalán con gran experiencia y competencia en la teoría y en la práctica de los Cursillos, el cual junto al padre Enrique Acosta y con rectores de Medellín y Barranquilla darían siete Cursillos mas, consolidándose de esta manera la línea auténtica del Movimiento, recortando desviaciones y encauzando rectamente su desarrollo. Y como broche de oro, entre el 5 y el 8 de diciembre de 1964, bajo la guía del padre Manuel Segura se organizará en Medellín la 1ª Convivencia Nacional de Cursillistas, la cual reunirá cerca de mil dirigentes, sacerdotes y laicos, provenientes de casi todas las diócesis colombianas, en la que se confirmará y se afirmará todo lo auténtico de los Cursillos. (Mons. Sebastián Gayá.- Boletín Cursillos de Cristiandad del Secretariado Nacional de España.- Nº237.- Pag.16) Si bien es cierto que en Colombia los Cursillos no nacieron "auténticos", como lo reconocería el propio Mons. Sarmiento, al padre Juan Capó en el Primer Encuentro Latinoamericano del Movimiento, celebrado en Bogotá en 1968, como lo cuenta él mismo: "Nos reíamos Mons. Sarmiento y yo de la audacia que suponía llamar Cursillos de Cristiandad a lo que él hizo, y nos asombrábamos de como se valió el Señor para introducirlos, en arriesgada maniobra en Colombia, y desde Colombia a otros países" (Juan Capó.- "Los Cursillos de Cristiandad, la verdad sobre su origen histórico". - Editado por el Secretariado Nacional de España.- Colección Cursillos de Cristiandad.- Pag. 25), no es menos cierto que Mons. Sarmiento se ha ganado uno de los primeros puestos en la historia de los Cursillos, por haber sido el primero en "importarlos" al continente y el primero en realizar la "experiencia" de los Cursillos de Mujeres en el mundo. Los Cursillos no nacieron auténticos en Colombia, es verdad, pero hoy son auténticos, con una autenticidad que asombra a cuantos los conocen de cerca.
BOLIVIA.- Este país seguirá a Colombia al ver nacer los Cursillos de Cristiandad en 1957. En 1954 había viajado a Madrid a completar sus estudios de derecho dos jóvenes universitarios bolivianos. El primero de ellos, Alfonso Prudencio, hombre de gran simpatía, bueno para los chistes, y de una ironía "prudentemente" administrada, todo lo cual le había permitido adquirir un cierto renombre entre la juventud universitaria de la capital española, hombre que si bien rezaba de vez en cuando, creía mas en la política que en Dios. El otro, Jorge del Villar, el "Indio" del Villar, hombre de personalidad arrolladora e imponente, de una inteligencia preclara, y de una simpatía y llegada a los demás difíciles de igualar, hombre muy alejado de la oración, y el cual creía mas en Marx que en Cristo.Dadas sus marcada características de líderes, pronto estuvieron "en la mira" de los Cursillos, y primero Prudencio y luego Del Villar fueron invitados, saliendo de ellos realmente transformados en cristianos comprometidos, asumiendo de inmediato tareas en el Movimiento, y llegando, a muy poco andar, ambos a ser Rectores, e incluso el "Indio" del Villar a ser Encargado Nacional de Cursillos en el Consejo Superior de la JACE. A fines de 1956 ambos jóvenes vuelven a su patria, y en muy pocos meses provocan con gran habilidad y enorme celo un interés y un "hambre" por el Movimiento en los jóvenes y las jóvenes de La Paz, lo cual provocará que se den en esa capital los primeros Cursillos de hombres y de mujeres a principios de 1957, consiguiendo para ello la colaboración de Mons. Armando Gutiérrez, Obispo auxiliar de La Paz, quien actuaría como Director Espiritual. Al poco tiempo los Cursillos se extendieron a Cochabamba, Sucre, Santa Cruz, Oruro, etc. Al no contar con sacerdotes "especialistas", esto es, que hubieran vivido el Cursillo, los rollos eran dados casi exclusivamente por los laicos, y los sacerdotes que se lograba enganchar asistían para celebrar la eucaristía y para confesar. En la práctica, durante un buen tiempo Prudencio sería "el" Rector y Del Villar haría de "Director Espiritual", dándose todos los Rollos Místicos y Meditaciones. Como anécdota para la historia se puede señalar que hasta 1961 el Rollo Sacramentos sería dado en Bolivia siempre por laicos. Si bien en La Paz, por falta tal vez de un mayor apoyo sacerdotal los Cursillos tuvieron a partir de 1958 un "bajón", el Movimiento cobró pujante fuerza en Cochabamba y Oruro. En este último lugar concretamente, y gracias a la participación del padre Gaudet, Vicario Provincial de los Oblatos en Bolivia, comenzarán a darse los Cursillos para adultos, con lo cual el Movimiento irá logrando su consolidación, obteniendo en un corto tiempo la aprobación y bendición del episcopado boliviano.
ESTADOS UNIDOS.- Textualmente hablando, los Cursillos van a llegar a este país "volando", por el aire en 1957. En efecto, con el objeto de realizar un curso de entrenamiento con la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, llegaron a principios de 1957 a Waco, Texas, dos pilotos españoles: Bernardo Badell y Agustín Palomino. Ambos habían vivido la experiencia del Cursillo en su país, y decidieron, como una tarea de su apostolado, la de tratar de introducir el Movimiento en el país del Norte. La providencia los puso en contacto con el sacerdote español Gabriel Fernández, quién a su vez había llegado en 1955, procedente también de España, donde había hecho su Cursillo con Juan Capó y Eduardo Bonnin.Reunidos los tres se preparan, y a fines de mayo de 1957 dan en Waco, Texas, el que sería el Primer Cursillo de Cristiandad de los Estados Unidos. A los pocos meses dan el segundo y fundan la primera Escuela de Dirigentes.Poco más adelante, ese mismo año Vadell y Palominos son trasladados a seguir su curso de aeronáutica a Mission, Texas, lugar en el que, antes de terminar el año dan el primer Cursillo en esa diócesis. Al año siguiente un nuevo traslado, el curso de aeronáutica sigue en Laredo, Texas, y por supuesto a poco andar, los Cursillos nacen en Laredo.En 1959 los Cursillos ya se han propagado por varias diócesis del estado de Texas, e incluso han pasado a algunas del estado de Arizona.En 1960 se extenderán rápidamente por el sudoeste del país, y se darán por primera vez en el este, en Nueva York y en Lorain, Ohio.Hasta 1961 los Cursillos se darán todos en idioma español. Será a partir de este año cuando comenzarán a darse en inglés: el primero en San Angelo, Texas; luego San Francisco; Gary, Indiana; Lasing, Michigan; y Gallup, Nuevo Méjico.Por el este se extenderán con gran fuerza a partir de 1962, comenzando en Cincinatti, Brooklyn, Miami, Chicago, Detroit, Baltimore, Boston, etc. Asimismo, durante este año se extenderán también hacia el oeste: Monterrey, Sacramento, Yakima, etc.
PERU.- A este país los Cursillos de Cristiandad llegarán en 1958. Será el padre Bernardo Martorell, un mallorquín que los había conocido y vivido en su diócesis de origen, el cual, junto con el hermano de La Salle Norberto Niubó, darán el primer Cursillo peruano en la diócesis de Arequipa. Con posterioridad, y con la colaboración de los padres José Royo y Julián Alonso, ambos Operarios Diocesanos, organizarán el poscursillo, y bajo la dirección del padre José María Cuadrado crearán la primera Escuela de Dirigentes. En 1959, el propio padre Martorell, con la colaboración del padre Cuadrado, darán, con un Equipo de Dirigentes laicos de Arequipa, el primer Cursillos de la capital, Lima.
MEJICO.- En mayo de 1957 viaja a España el párroco de la Iglesia de Fátima de Ciudad de Méjico, padre Pedro Hernández Durán, y encontrándose en ese país es invitado por el padre Vicente Lores, Director General de la Hermandad de Operarios para participar en el Cursillo Nº 37 de Ciudad Real, entre el 3 y el 7 de Agosto. De regreso, en Septiembre de ese año, al padre Hernández se impone a sí mismo la tarea de implantar en su país los Cursillos de Cristiandad, tarea para la cual se había preocupado de traer desde España copias de los Esquemas de los rollos, de la Guía del Rector, de la Guía del Director Espiritual y en fin de todo aquel material que consideró necesario para partir con esta obra, con la mayor fidelidad posible al espíritu y a las normas trazadas por los fundadores. Habiéndole quedado muy claro el carácter eminentemente jerárquico de los Cursillos, decide que el primer paso que debe darse para comenzar debe ser el de la aprobación por parte de la Jerarquía del proyecto, motivo por el cual solicita y obtiene una audiencia con el Arzobispo Primado de Méjico, Mons. Miguel Darío Miranda, el cual, luego de conocer lo que se pretende, no sólo lo va a autorizar, sino que además lo bendecirá particularmente y le ofrecerá su apoyo. A falta de Dirigentes laicos, el padre Hernández solicita la colaboración de los Hermanos Maristas para organizar el primer Cursillo de hombres, y de las religiosas de los Colegios Florida, Regina y Pasteur para la preparación del primer Cursillo de mujeres. Luego de una minuciosa tarea de preparación que abarcará casi un año, tarea que en concepto del padre Hernández era fundamental si se quería iniciar algo con garantías de éxito, se dá, entre los días 12 y 15 de Noviembre de 1958, en el Instituto Queretaro de los Hermanos Maristas, el Primer Cursillo de Hombres. El Equipo estará integrado por el propio padre Hernández como Director Espiritual, el hermano Basilio Rueda, quién mas tarde llegaría a ser Superior General de los Hermanos Maristas, como Rector, y los hermanos Arturo Chavez, Alberto Godinez, Heraclio Jiménez y Federico Pardo como dirigentes. El éxito de este Cursillo, no obstante las deficiencias propias de cualquier actividad que recién comienza a experimentarse, hizo que empezara a prepararse de inmediato y con gran entusiasmo un Primer Cursillo de Mujeres, el que se daría en febrero de 1959, actuando como Director Espiritual el padre Vicente Lores. En abril de 1959 se iniciarán las Ultreya semanales en la Parroquia de Fátima y el 7 de Abril de ese mismo año comenzará a funcionar la Escuela de Dirigentes. En los Cursillos de Méjico se van a dar algunas características especiales, las que es interesante destacar como una demostración mas de que cuando el Señor quiere algo, se vale de los medios, recursos y caminos mas variados. En efecto, una de estas características será la rapidez con que se propagarán a lo largo y ancho de todo el país los Cursillos, y otra, el hecho de que en varias diócesis los Cursillos nacieron sin tenerse conocimiento de que ya se estaban dando en otras diócesis, incluso a veces vecinas. Así por ejemplo, el mismo año 1958, en la última semana del mes de diciembre se daba el primer Cursillo de la diócesis de Saltillo, por un Equipo integrado por dirigentes de la diócesis de Mission, Texas, Estados Unidos y de la propia diócesis de Saltillo que habían vivido su Cursillo un mes antes en Mission. El mismo año 1958 van a nacer los Cursillos en la diócesis de León. El padre Timoteo Ríos, que había viajado a Europa el año anterior, había tenido la oportunidad de participar en un Cursillo en Segovia, España. De vuelta a su país, con un tremendo entusiasmo, y desconociendo absolutamente las iniciativas que ya empezaban a desarrollarse en otras diócesis, prepara un Equipo de Dirigentes laicos, entre los cuales va a sobresalir la figura de Salvador González Aldana, y con este Equipo dará siete Cursillos, en todos los cuales él será el Director Espiritual y Salvador González será el Rector. En el año 1959, los Cursillos comenzarán a darse en las diócesis de Morelia, con Equipo de Saltillo; Queretaro, con Equipo de Ciudad de Méjico; San Luis de Potosí, con Equipo de Morelia; Tampico, con un Equipo que vendría de Laredo, Texas, Estados Unidos. En 1960 nacerán en Puebla, siendo aquí su principal impulsor el padre Angel Rey, quién los había conocido en España en 1957, y desde entonces se había impuesto implantarlos en su diócesis. En Puebla desconociéndose que ya los Cursillos se estaban dando un muchas otras diócesis, el padre Rey, luego de conseguirse con algunos amigos y contactos en España la escasa literatura que existía al respecto por aquel entonces, y de obtener algún material y copias mimeografiadas de los esquemas, va a preparar a un grupo de profesoras, que serían sus primeras dirigentes, haciéndolas conocer los objetivos del Cursillo y estudiar los esquemas de los rollos, con las cuales dará, entre el 6 y el 9 de enero el Primer Cursillo de Mujeres. Dos meses mas tarde, entre el 18 y el 21 de Marzo, y trayendo para ello un Equipo de la diócesis de Teziutlan, se dará el Primer Cursillo de Hombres de Puebla. En el mismo año 1960, comenzarán en las diócesis de Xalapa, San Andrés y Torreón, para producirse el "boom" definitivo en cuanto a la propagación de los Cursillos en Méjico en el año 1961. Méjico es tal vez el país en que a ritmo mas acelerado se organizó y se extendió el movimiento de Cursillos de Cristiandad en el continente americano. Será también, como se detallará mas adelante el primer país del mundo en constituir un Secretariado Nacional. Importantísimo papel jugará en este desarrollo y consolidación de los Cursillos en Méjico el fuerte apoyo que estos recibieran desde España, país desde el cual viajaron en varias oportunidades a darles un respaldo el padre Juan Capó, el padre Fernando Juárez, el padre Jaime David, Juan Caro y Eduardo Bonnin, por dar algunos nombres.
ARGENTINA.- A fines de 1958 un grupo de argentinos que había tenido la oportunidad de vivir en España la experiencia de los Cursillos, y de conocer y estudiar de cerca al Movimiento, y entre los cuales estaban Juan Vázquez, Hector Pérez, Eduardo Madero y José Garralda, deciden organizar el Primer Cursillo de Buenos Aires. Sin embargo, no obstante el entusiasmo personal comprometido por cada uno, la circunstancia de que estos cursillos de Buenos Aires se dieran sin la metodología ni la mentalidad del movimiento, es decir sin ser realmente Cursillos, llevaría a que de ellos en la práctica no quedara nada. La llama no encendería y poco a poco este primer intento se iría muriendo, conociéndose hoy en día este período como la "epoca CERO" de los Cursillos en la Argentina. En 1961 se producirá un segundo brote, esta vez en la diócesis de Tucumán. Aquí, un laico, Juan Salsenser, que se había trasladado a la zona por razones de trabajo y que había tenido la oportunidad de vivir la experiencia, había traído la idea y había comenzado a fomentar sus anhelos y su espíritu, en un grupo de dirigentes de Acción Católica, encontrando en ello un importante apoyo y respaldo en el padre Joaquín Cucala Voix, párroco en ese entonces de Montserrat, quién incluso viajaría a España, entre otras cosas, para conocer mas de cerca los Cursillos e informarse y documentarse al respecto. A este grupo se sumará ese año el Padre José Ricardo Arbó, originario de España, pero ordenado, en la Argentina, el cual había vivido su Cursillo en Gerona, España entre octubre y noviembre de 1958. El Padre Arbó, reconocido por los argentinos como el fundador de los Cursillos de Cristiandad en ese país, recordando aquella época, relata en entrevista concedida con motivo de sus 40 años de sacerdocio, a la Revista "Cristo Hoy", en su edición correspondiente a la semana del 23 al 26 de septiembre de 1999 lo siguiente: "Me puse a disposición del padre Cucala, en concreto pensando que quizá podria darle una mano. Pero pasaba el tiempo y no pasaba nada. Hasta que un día me fueron a buscar diciendome que por algún motivo el padre Cucala no podía seguir en la tarea. Querían que fuera yo el que los iniciara y con el permiso del obispo, y el consentimiento, por supuesto, del Padre Cucala, tomamos la tarea de hacerlo. Y así preparamos intensamente, con mucho trabajo, con mucha constancia, el Primer Cursillo que dimos, el que concluyó el 9 de julio del año 1962".En la preparación y realización de este Primer Cursillo de Tucumán jugarían tambien un importante papel los sacerdotes Delfino Sánchez y Vicente Zueco . El Padre Arbó se transformará en el gran motor del Movimiento en Tucumán y su vigencia se mantiene hasta nuestros días, como se desprende también de sus palabras en la entrevista referida: "Es una larga historia. Desde allí hasta acá pasó mucho. No siempre estuve en el Secretariado Diocesano, también estuve en el Secretariado Nacional. Estuve en varias cosas y siempre alternando actividades, pero, indudablemente, debo ser en Tucumán, y no sé si en toda la República, el sacerdote que ha asistido a más Cursillos. No es que ello sea un mérito por la cantidad, ni nada que se te parezca. Esto es una Gracia que hay que saber aprovechar, Gracia, instrumento que Dios brinda a través de aquellos que hicieron el Cursillo, Gracia para nuestro sacerdocio, para vivirlo intensamente, casi diría desaforadamente, por la exigencia de dirigentes y no dirigentes que reclaman un servicio cuidado. Es una gracia porque nos anima al estudio, a la reflexión y al equilibrio y sobre todo a mantener la fidelidad por encima de cualquier otra tentación de originalidades o de personalismos".El 9 de Julio de 1964 por otra parte, llegará a Córdoba, proveniente de Caracas, donde había desempeñado una dilatada labor en Cursillos, el padre Carlos Zelarayan. Su viaje se había gestado a raíz de un viaje que con anterioridad había realizado a esa diócesis el padre Cesáreo Gil de Venezuela, el cual había convencido al Arzobispo de Córdoba de las bondades y conveniencias de los Cursillos. El Arzobispo, convencido por el padre Gil, había solicitado al Director General de los Operarios Diocesanos que le enviara un sacerdote "técnico" en Cursillos, recayendo la designación en el padre Zelarayan. A las pocas semanas de llegar, el padre Zelarayan comienza la preparación del que sería el Primer Cursillos de Córdoba, para el cual invitó a participar como Rector al dirigente venezolano Alberto Silva Guillén, viejo amigo suyo y con quién había participado en muchos Cursillos en Caracas, completando el Equipo con dirigentes tucumanos. Este Cursillo se concreta entre el 14 y el 17 de Agosto de 1964, y sus resultados serán tan extraordinarios y efectivos que se programarán enseguida la realización de dos Cursillo mas de hombres y dos para mujeres. El Segundo Cursillo de hombres se daría sólo con dirigentes tucumanos, en tanto que para el Tercero el padre Zelayarán invitaría como Rector al venezolano Ernesto Faría Galán. Por su parte, el Primer Cursillo de Mujeres de Córdoba se realizará entre el 30 de octubre y el 2 de Noviembre de 1964, actuando como Director Espiritual el padre Zelarayan, con la colaboración del padre Julián Alonso, y como Rectora la venezolana Gladys Baraja, quién viajaría desde Caracas acompañada de un Equipo integrado por Clemy de Aedo, Carmen de Borjas y Carminita de Faría. Desde Tucumán y Córdoba comenzará a irradiarse y a propagarse el Movimiento de Cursillos por toda la República Argentina, renaciendo en Buenos Aires en marzo de 1966 y comenzando en Rosario en octubre de ese mismo año.
VENEZUELA.- La primera pista sobre los Cursillos en este país, aparece en el año 1956, con la llegada desde Mallorca (España), de unos emigrantes que habiendo vivido su experiencia de cursillos allá, intentaron generar una instancia a través acción Católica de Caracas, a la cual integrarse, sin lograr ningún resultado al respecto. Un segundo intento lo encontramos en 1957, cuando organizados por la Acción Católica de Bogotá se darán dos Cursillos en Cúcuta, a los que asistirán laicos de la diócesis de San Cristóbal. A raíz de estos, la Acción Católica encomendará a su Asesor Nacional, Padre Francisco Solinas y a su Presidente, Oscar Linares, que estudien lo relativo a los Cursillos para decidir sobre su eventual implantación en Venezuela. Sin embargo, el informe que presentarían al respecto en Caracas sería desfavorable, descartándose por ello en esta oportunidad el inicio de los Cursillos de Cristiandad en Venezuela. El 3 de Abril de 1959 llegaba a Caracas, a cumplir una misión encomendada por sus superiores el padre Cesáreo Gil Atrio. Nacido el 14 de Mayo de 1922 en Orense, España, recibe su formación sacerdotal en el Seminario de su ciudad natal y en la Universidad Pontificia de Salamanca, ingresando a la orden de los Operarios Diocesanos en 1942, ordenándose sacerdote el 1º de marzo de 1947 y graduándose en Teología en junio de ese mismo año. Ya ordenado sacerdote trabajará en los Seminarios de Zaragoza y de Murcia durante seis años. En 1953 es designado Director Espiritual del noviciado de los Hermanos Maristas en la diócesis de Tuy Vigo, dedicándose además durante este período a dictar ejercicios espirituales y retiros.A comienzos de 1955 participa en el Cuarto Cursillo de Cristiandad, organizado por la JACE en la península, y tan entusiasmado sale de él, que a partir de este momento se dedicará casi exclusivamente a dar Cursillos en Tuy Vigo, en Zamora, en Salamanca y en otras diócesis a las cuales será invitado con este fin. En Tuy Vigo comenzará además, a partir de principios de 1956 con los Cursillos para adultos, siendo designado como Asesor Diocesano del Movimiento, funciones que desempeñará hasta 1959 en que sus superiores lo envían a Venezuela. Llegado a Caracas se entrevista con Mons. Arias, Arzobispo de esa diócesis en relación a la misión que traía desde España, pero, como el asunto requería de la opinión de la Conferencia Episcopal de Venezuela, y esta no se reuniría hasta el mes de Octubre, el Arzobispo le sugiere que “mientras tanto” se instale en el colegio La Salle, tomando algunas horas de clase, sugerencia que acepta. Pero Cesáreo Gil, con 37 dinámicos años no era hombre para quedarse tranquilo con sólo dos horas de clases diarias, por lo cual vuelve a principios de mayo a visitar al Arzobispo para pedirle le dé mas trabajo. De esta conversación sale a la luz el hecho de que el sacerdote venía trabajando desde 1955 en los Cursillos de Cristiandad en España, tema que interesó al Arzobispo, que alguna noticia tenía de ellos, llevándolo a solicitar al padre Cesáreo que los organizara en Caracas. ¿Que le habían dicho?....Aun cuando pensaba estar poco tiempo en Venezuela y tenía muy claro que los Cursillos requerían bastante dedicación, acepta presto y gustoso la solicitud. El Arzobispo le puso eso sí algunas condiciones para esta tarea: En primer lugar, que el padre Gil viajara a Colombia para que viera como se deban allí los cursillos, pues consideraba que la realidad de América era muy distinta a la española, y era conveniente que la conociera y la tuviera presente; en segundo lugar, que los Cursillos se proyectaran para la pareja, dada la realidad familiar y matrimonial de Venezuela; y en tercer lugar que se coordinara con el Delegado Nacional de la Acción Católica, Mons. José Rincón Bonilla, a fin de evitar conflictos con esa otra organización de Iglesia. Mons. Rincón, hombre metido en el apostolado seglar y con algunas referencias del Movimiento no tuvo ningún inconveniente en poner luz verde al proyecto. Cumpliendo “el mandato” del Arzobispo, el Padre Gil tomará contacto con varios sacerdotes, entre ellos, el P. Digno Mariño, quien había hecho Cursillos en España, el P. Ramón Fernández, condiscípulo como operario y paisano como gallego, y el P. Rafael Ocio (Párroco de la Urbanización Simón Rodríguez). Luego reclutaría a los Hermanos Gerásimo y Gaudencio, este último Director del Colegio La Salle de Tienda Honda, con los cuales podemos decir daría nacimiento al Movimiento de Cursillos de Cristiandad en Venezuela, decidiendo a partir de ese momento entregarse por completo a su organización y desarrollo. Se trataba entonces de conseguir los medios económicos para viajar a Colombia, para lo cual el padre Gil se puso en contacto con el padre Digno Mariño, que trabajaba como capellán de la colonia española en la Comisión Católica de Emigración en Caracas, y el cual había hecho Cursillos con él en Tuy Vigo. El padre Mariño le presenta y le pone en contacto con el ingeniero Raimundo Sarzon y su mujer Hilda, quienes ya lo habían ayudado en situaciones similares, los cuales, captando con gran inteligencia a la primera la magnitud de la empresa, entregan sin condiciones al padre Gil quinientos bolívares, el dinero necesario para su viaje A fines de mayo, y luego de viajar mas de treinta horas en autobús hasta San Cristóbal, tomar un taxi hasta Cúcuta y proseguir desde aquí en otro en autobús, el padre Cesáreo llegaba a Bogotá, entrando de inmediato en contacto con los padres Gómez y Acosta que dirigían los Cursillos en esa capital. Por la noche otra reunión, esta vez con un grupo de laicos, entre ellos Alfredo Botero Rocha, quien era Rector de Cursillos. Al día siguiente reunión con dirigentes femeninas por la mañana, almuerzo y nuevamente al autobús para llegar treinta horas después a Caracas, con 183 bolívares de vuelto. Entre las conclusiones de su viaje al padre Gil había llegado a lo siguiente: “Los Cursillos colombianos son algo así como unos ejercicios espirituales acursillados. Lástima que no den la debida importancia a la Reunión de Grupo y a la Ultreya. Han avanzado mucho en doctrina, pero en cuanto al método se quedaron en 1953, ¡Pareciera que todavía dan Cursillos de Conquista!”. (Armando Calvo.-“ Los Cursillos de Cristiandad en Venezuela”. - Ediciones Trípode.- Pag. 24). Ya en Caracas, dos nuevas reuniones con Mons. Arias, a quién propone tres posibles modos de enfocar los Cursillos: Como medio de formación y conquista para la Acción Católica; Como Movimiento de apostolado adherido a la Acción Católica; o Como un Movimiento independiente paralelo a los otros movimientos apostólicos. Mons. Arias, considerando que "en el medio está la virtud" sugerirá el segundo enfoque y autorizará la iniciación de los Cursillos en Caracas "Ad Experimentum". Así, aunque informalmente, Cursillos recibieron en Venezuela su aprobación y el “vamos” definitivo para la preparación del Primer Cursillo. Ahora se trataba de buscar el Equipo, la fecha, el local y lógicamente los candidatos. En cuanto al Equipo el padre Gil decide invitar como Rector a Jorge del Villar, el “Indio” del Villar, boliviano, que había vivido el Cursillo siendo estudiante de derecho en Madrid, teniendo en él una conversión espectacular, y que posteriormente había sido rollista y rector en casi todas las diócesis de España, en varias oportunidades con el propio padre Gil, y el cual, habiendo regresado a su patria en 1956, junto a su compañero de estudios Alfonso Prudencio, habían sido los iniciadores del Movimiento de Cursillos en Bolivia. Asimismo invitó al colombiano Alfonso Botero, a fin de que con Del Villar se repartieran todos los rollos seglares. El padre Mariño por su parte localizó a Antonio Romeu, abogado, emigrante español, cursillista, que acababa de llegar de Canarias, a quién se incorporó al Equipo como auxiliar. En cuanto a la fecha se fijó el Primer Cursillo de hombres para los días 20 al 23 de Agosto de ese año, y el Primer Cursillo de mujeres para los días 27 al 30 de Agosto. En cuanto a local, luego de golpear muchas puertas, y de no pocos inconvenientes, el padre Gil consiguió el Colegio de La Salle para el de hombres y el Convento de las siervas del Santísimo para el de mujeres. Y en cuanto a los candidatos, entre el padre Gil, el padre Mariño y los Sarson consiguieron armar el grupo. Así todo preparado, a las 18.30 horas del 20 de Agosto de 1959, comenzaba a darse en Caracas, Venezuela, el Primer Cursillo de Hombres. Para vivirlo por primera vez 25 laicos, un sacerdote, un hermano de La Salle y un lego dominico: Total 28. Para darlo, el padre Cesáreo como Director Espiritual y único sacerdote, Jorge Del Villar como Rector, ya que Alfonso Botero, por problemas de última hora no pudo viajar desde Colombia, y Antonio Romeu como único auxiliar. Los Cursillos de Cristiandad habían comenzado en Venezuela. Durante los cuatro días siguientes el padre Gil y el “Indio” Del Villar se dieron a la tarea de preparar a presión el Equipo de Mujeres, y el 27 de Agosto a las 18.30 horas, comenzaba a vivirse en Caracas el Primer Cursillo de Mujeres, cumpliéndose de esta manera la última condición que había puesto el Arzobispo Arias en el sentido de que los Cursillos fueran pensados para la pareja. Para vivirlo por primera vez 30 mujeres, la mayoría solteras y entre ellas una religiosa. Para darlo un Equipo “bien especial”. El padre Cesáreo como Director Espiritual y único sacerdote, Jorge Del Villar como Rector y único rollista y como auxiliares Rosa de García, Julia de Solanas y Alicia Bertone, las cuales además de actuar como auxiliares iban a vivir el Cursillo por primera vez. Entre las anécdotas que se guardan de este Cursillo en el que “la Rectora” era Rector, están algunas de las frases que se “le escaparon” al “Indio” Del Villar, como aquello de que “la piedad que debían tener las cursillistas día ser viril”, o de que “debían ser santas 1959, con los pantalones bien puestos y con corbata”, etc. Terminados estos dos Cursillos Jorge Del Villar retornó a su patria con el compromiso de volver a Venezuela en octubre, por un mes, a objeto de dar varios Cursillos y ayudar en la organización del Poscursillo, compromiso que cumpliría mucho mas allá de lo prometido, ya que trayéndose a toda su familia no sólo permaneció un mes, sino se quedó una larga temporada. El 8 de septiembre de 1959, en la reunión mensual de Mons. Arias con su clero, a la asistió por supuesto el P. Gil. El Obispo informó de los primeros cursillos, cediéndole la palabra “por diez minutos” al P. Gil, teniendo que hacerlo callar a la media hora diciendo: si alguno quiere enviar hombres o mujeres a cursillos diríjase al Padre Gil, “encargado” de los mismos. Quedaba así nombrado "Encargado" de los Cursillos de Cristiandad en Venezuela. Comenzaba a plantearse el problema de la perseverancia y el de la dirigencia. En diciembre de 1959, el Padre Gil invitará a un grupo de unos veinte cursillistas para empezar a estudiar los rollos, naciendo de esta manera la idea de la Escuela de Dirigentes. En entrevista que sostuviera el Padre Gil para tratar asuntos del Movimiento, con Mons. Rincón, quién había asumido como Vicario Capitular de la Arquidiócesis de Caracas, ante el fallecimiento en un accidente automovilístico de Monseñor Arias, este recordándole que "sede vacante, todo igual", le animó a seguir adelante, insistiéndole en la necesidad de la vinculación con la Acción Católica. El 15 de diciembre de 1959, como quien no quiere la cosa, el P. Gil constituyó un Secretariado masculino y otro femenino. A cargo del primero, Oscar Linares, estudiante de ingeniería, y hasta hacía poco Presidente de Acción Católica, en el segundo Beatriz Alamo Bartolomé, miembro del Consejo Nacional de las Jóvenes de la Acción Católica y hermana de su presidente. Se cumplía así la condición de estar vinculados a la Acción Católica. A fines de 1959 se habían dado en Caracas seis Cursillos de Hombres y cuatro de Mujeres. En cuanto al primer rector venezolano, para los primeros días de marzo de 1960 se había organizado el Cursillo Nº. 7 de hombres de Caracas, en el cual sería rector Jorge del Villar. Sin embargo el llegar al lugar donde se reunían los cursillistas para iniciar su viaje, el P. Gil es notificado por Del Villar de que debía viajar con urgencia a su país ese mismo día. El P. Gil, ante la emergencia y luego de una visita al Santísimo, se acercó a Andrés Gustavo Herrera (Guffy) y entregándole la charla preliminar le dijo: “repásala, tu serás el rector, después hacemos una redistribución de rollos". La primera rectora sería Rosario de García Arenas, en el Cursillo Nº. 6 de mujeres celebrado en abril de 1960. Así cumplirse el primer año de vida del Movimiento, se habrían realizado once Cursillos de hombre y nueve de mujeres, habrían tres rectores y tres rectoras venezolanos y seis sacerdotes en condiciones de trabajar como Directores Espirituales. En 1960, los Cursillos comenzarán a extenderse a otras diócesis venezolanas, dándose el primero de hombres fuera de Caracas en Maracaibo del 2 al 5 de Julio de 1960 y el primero de mujeres del 4 al 7 de Agosto, gracias fundamentalmente al entusiasmo, empeño y entrega de José y Rosario García quienes habían hecho los primeros Cursillos de Caracas. Luego vendrían Maracay, Barquisimeto, Valencia, etc. El fuerte y rápido desarrollo y extensión del Movimiento, la escasez de sacerdotes, la falta casi absoluta de preparación religiosa de los laicos y la necesidad de adaptar los Cursillos a la realidad mental y social de Venezuela, van a impulsar al padre Gil a planear el Primer Cursillo de Dirigentes y una 1ª Asamblea Nacional del Movimiento. Así, entre el 20 y el 22 de julio de 1961 se realizará en Caracas el Primer Cursillo de Dirigentes de Venezuela, para lo cual se consiguió la venida desde España del padre Jaime Daviú y del matrimonio formado por Juan y Amalia Caro, a los cuales se sumó el propio padre Gil para formar el Equipo. Participarían en el 112 personas: 93 laicos, 15 sacerdotes y 4 Obispos. Inmediatamente después, los días 23 y 24 de Julio, se realizará la 1ª Asamblea Nacional de Cursillos, la cual será sin lugar a dudas el acontecimiento más trascendental para el Movimiento en Venezuela a esa fecha, ya que permitirá unificar criterios y encauzar técnicas y prácticas. En 1961 los Cursillos partirán en las diócesis de Machiques, Cumaná, Coro, Mérida, Maturín, Ciudad Bolivar, Calabozo y San Cristóbal. Culminaba en esta forma una primera etapa en la vida del movimiento en Venezuela. El 21 de octubre de 1961, la Conferencia Episcopal venezolana autoriza la formación del Secretariado Nacional, y el 21 de febrero de 1962, junto con aprobar las “Normas para el Movimiento de Cursillos de Cristiandad en Venezuela” la Comisión Permanente del Episcopado designa como integrantes del Secretariado Nacional al padre Cesáreo Gil como Asesor Nacional y a Blas y María Luisa Lamberti como Presidentes Nacionales. Muchos mas son los detalles, fechas y nombres que podrían llenar muchas páginas sobre los Cursillos en Venezuela, cuya historia podemos encontrar relatada con lujo de detalles en “Los Cursillos de Cristiandad en Venezuela” de Armando Calvo, editado por ediciones Trípode. Con lo dicho es posible formarse una imagen de la forma como llegó y se desarrolló este providencial instrumento de renovación cristiana en ese país, el cual sin lugar a dudas, en lo que a Cursillos se refiere, junto con ser uno de los pioneros, ha marcado una línea importantísima y una impronta revolucionaria en América Latina, influyendo en el nacimiento desarrollo y crecimiento de los Cursillos en varios países del continente americano.

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