CARTA DIRIGIDA AL SECRETARIADO DEL MOVIMIENTO POR EL SEÑOR OBISPO AURELIO MARIO POLI CON MOTIVO DEL 40° ANIVERSARIO.
Desde que llegué a esta tierra fui descubriendo los
valores de una Iglesia viva y rica en su tradición misionera, con un trabajo
apostólico de variadas instituciones que convergen, en hacer crecer el Reino de
Jesús entre los pampeanos. En ese concierto eclesial descubro las notas
distintivas del Movimiento de Cursillos que alumbró en el último año del
ministerio episcopal de Mons. -j-Jorge Mayer y que sin dudas recibió el
entusiasmo y apoyo incondicional de Mons. -f-Adolfo Arana, al que he tenido el
placer de conocer muy de cerca. Por supuesto que los obispos que me precedieron
dejaron su impronta en el Movimiento que hoy llega a nuestros días con renovado
vigor evangelizador, después de un laborioso y permanente servicio pastoral de
cuatro décadas, cuyos frutos pueden palparse en miles de hombres y mujeres que
tuvieron durante los cursillos, un encuentro personal con el Señor,
quien les ha cambiado el horizonte de sus vidas. El laicado de la Iglesia que
peregrina en La Pampa es deudora, en gran parte, de la tarea pastoral
silenciosa y muy concreta de un movimiento eclesial que dejó entrar en sus lineamientos
y métodos evangelizadores la tan deseada conversión pastoral que nos pide el
Documento de Aparecida, sin perder la identidad de su carisma auténtico. Los
movimientos permanecen en la Iglesia por gracia de Dios y por su constante y
renovada vocación de servicio eclesial y misionero. Es por eso que auguramos a
los que trabajan en el Secretariado y a todos los comprometidos en servir de la
mejor manera a sus hermanos mientras se encuentran con el Buen Pastor, muchos
años de fecundidad pastoral entre nosotros. Oue la perseverancia de las ultreyas les avude a todos
"redescubrir el camino de la fe para iluminar de manera cada vez más clara
la alegría v el entusiasmo renovado del encuentro con Cristo."


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