martes, 16 de septiembre de 2008

Difamar y calumniar, pecados graves muy habituales

"Difamaciones y calumnias metodologías usadas en la lucha de poder y abundan en nuestras comunicades cristianas"

“Lamentablemente las difamaciones y calumnias están instaladas en nuestros ambientes y no sólo son una de las metodologías usadas en la lucha de poder, sino que también abundan en nuestras comunidades cristianas y conviven con quienes dicen llamarse cristianos”, advirtió el obispo de Posadas, monseñor Juan Rubén Martínez, en su reflexión semanal.

Tras indicar que “por ser pecados graves son generados por el demonio, del cual a veces los cristianos nos olvidamos o ‘él’ se encarga de que nos olvidemos de su existencia”, cuestionó que “este flagelo esté tan presente en la sociedad, porque difamar y calumniar es una práctica habitual y de la cual muchos se alimentan morbosamente”.

En muchas oportunidades hemos reflexionado sobre la necesidad de insertar el Evangelio en la vida cotidiana. Para vivir la santidad no es necesario hacer cosas extraordinarias y llamativas. He aquí un ejemplo concreto que nos propone el Evangelio de este domingo, sobre el ejercicio de la corrección fraterna y de no sacar el cuero, ni difamar o calumniar a los demás”, recordó.

El prelado misionero lamentó con dolor que “este pedido del Señor sobre la corrección fraterna sea una práctica casi inexistente en nuestras comunidades cristianas y en la sociedad civil. Por el contrario la difamación y calumnia son un arma para dañar a los demás. También es poco frecuente escuchar hablar de los méritos y dones del prójimo”.

Asimismo, consideró “indispensable que en nuestro tiempo donde hay tantos malos ejemplos, deberemos resaltar que hay muchos, muchísimos hombres y mujeres, educadores, amas de casa, periodistas, políticos, sacerdotes, que son verdaderos testimonios de santidad, sin hacer cosas que llamen la atención. Compromisos de vida que son fecundos y construyen desde la santidad a tener esperanza en lo cotidiano”.

“El Señor nos pide que para corregir este flagelo de la difamación y la calumnia, practiquemos la corrección fraterna. ‘Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano’. Si bien la comunión de bienes y la solidaridad es una forma concreta del amor cristiano, desde ya que la corrección fraterna también lo es”, concluyó.+

Extraido de Aica.

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