sábado, 21 de julio de 2012

40 aniversario de nuestro primer cursillo
Este año se cumplen el 40 aniversario del primer Cursillo de La Pampa siendo sus precursores Osvaldo Cuadro Moreno y su esposa  Adelma  recién llegados desde San Rafael donde había hecho su cursillo. Ante la inquietud de contar con cursillistas locales visitó a Ms. Jorge Mayer quién sabiendo que era indispensable la presencia de un sacerdote le pidió al Padre Teófilo Herrera el apoyo para este nuevo Movimiento. El Padre Teo. (así lo llamábamos todos) era oriundo de Ciudad Real y allí mismo donde residía Ms. Hervas quién junto a un grupo de laicos son considerados los impulsores del M. C. C. Contando con el apoyo del Secretariado de San Rafael de inmediato se comenzó a enviar pequeños grupos de hombres y mujeres a hacer los cursillos allá.
Para interiorizarse de lo que era el M. C. C , Ms. Mayer fue a hacer su Cursillo a San Rafael y demostrando la gran humildad que siempre lo caracterizó, se integró a una Decuria como uno más. Solamente acompañaba  al equipo en las reuniones de la noche.
Calculo que cuando seríamos unos treinta Cursillistas de Santa Rosa y unos diez entre los de T. M. Anchorena y M. Riglos, surgió la inquietud de hacer los cursillos en nuestra Diócesis por lo que fuimos a ver al Sr. Obispo. Nos ofreció una casa propiedad del Obispado en Anchorena que había sido construida como Sanatorio y que solamente se usaba como depósito de cereales. La casa quedaba a cien Km. de Santa Rosa. Que los caminos fueran todos de tierra, que cuándo llovía había  que preguntar por teléfono que ruta estaba transitable, que la casa rio tenía instalación eléctrica no importaba, allá fuimos!; ¡nos hubieran visto! parecíamos chicos con juguete nuevo. Qué acá la sala de rollos, que allá la capilla, acá los dormitorios, etc. hasta que volvimos a la realidad del mundo, se necesitaba mucho dinero para arreglarla. Lo bueno que tenía, era que se encontraba en muy buen estado no obstante ser una construcción del siglo pasado. Allá fuimos con nuestros lamentos al Obispo y nuevamente saltó el apoyo por parte de EL. -"Pegada a la casa hay cerca de 100 hectáreas que en este momento están inactivas, menos venderla pueden usarla para lo que quieran" y desde ese momento toda la comunidad se entregó de lleno para lograr ese primer Cursillo y ahí estaban Carlos Chapalcaz con Marta, Alberto Larrea y Beba, Rubén Rivas y Alicia, Pelusa Bamba y Lita, Horacio Bustos y Rosita, Antonio Gómez y Chola, Mario Vicondo y Olga, Israel Figueroa y Elena, Héctor De La Iglesia y Teté, Gunter Costabel y China, Jack Swinnen y Cuqui, y por supuesto Umberto -quien escribe- y Chichita mas toda la gente de M. Riglos y Anchorena y perdón si me olvido de alguien pero ya pasaron más de cuarenta años... Jack fue el que hizo la distribución de las habitaciones y quedó tan perfecta que hasta el día de hoy ni siquiera le han movido una puerta. El entusiasmo era tal que rápidamente conseguimos el apoyo de todos, Placido arrendó las 100 ha. y adelantó el pago de 5 años. Se pidieron cuatro presta mos personales al Banco de la Pampa que se pagaron entre todos y comenzaron los arreglos de albañilería y levantar paredes, hacer los baños, etc.
Los hermanos de Riglos y Anchorena recibían ios materiales que se iban comprando. Nosotros desde Santa Rosa viajábamos los fines de semana generalmente acompañados de nuestros hijos que además de jugar en tan enorme casa a veces nos ayudaban a rasquetear puertas y ventanas. La instalación la hicimos bajo la dirección de Nicolás Colisigno cursillista de La Plata. También tuvimos la colaboración de cuatro presos de la Colonia Penal acompañados de un guardia cárcel que pintaron la casa y con quienes compartíamos la comida y la casa cuando nos quedábamos a dormir por algún feriado largo o los sábados. En lo personal reconozco que la nueva casa de Nazaret. es mucho más cómoda, más higiénica, etc. pero lo que se vivía en esas de grandes habitaciones en el que cada equipo compartía las vivencias del día o se hacían bromas como la que hacía Luis María Ares que despertaba cuatro o cinco de la madrugada y se ponía a cantar "Torna a Sorrento" con esa voz potente que despertaba hasta las vinchucas que la semana anterior habíamos combatido. Queridos hermanos estos y otros recuerdos son parte de la vida del Movimiento de Cursillos. De colores.
Umberto Villanueva
CURSILLO N° 1 

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